Por: Ania González Rodríguez
Todos los días han de ser para defender a Los Cinco. El mundo no puede seguir cargando sobre sus hombros tanta impunidad, los hombres y mujeres dignos de la tierra tenemos que trabajar en la batalla por su regreso. Ellos arriesgaron sus más íntimos sueños para cuidar los nuestros, y por los sueños hechos realidad de todo un pueblo.
La paz que vivimos, cada amanecer y cada noche de amor y esperanza cierta, contiene un pedacito de su sacrificio; cada obra de beneficio social que disfrutamos, ha perdurado también con el concurso de su misión.
Estas razones me acompañaron en mi visita a la escuela de enseñanza especial del municipio capitalino de Guanabacoa” Nueva Ilusión”, concebida para niños con retraso mental.
Ante aquel monumento al amor y el deber, recordé y agradecí más que nunca el heroísmo de nuestros cinco hermanos, en su entrega para proteger estas conquistas. Los que allí trabajan, también así lo sienten.
Conocí por los profesores de Nueva Ilusión, cómo hacen par corregir lo que la naturaleza trocó. Su experiencia allí es bastante, la mayoría de estos docentes lleva más de 7 años en la educación especial, muchos 20 años, como la directora del plantel, la Master Liset Cáceres.
Supe además en mi visita, a través del colectivo de estudiantes y educadores, que ingresan al centro niños y niñas de 6 años y egresan hasta con 21; todos con una educación asegurada para sí y para la sociedad, hombres y mujeres útiles, con valores humanos incorporados, y listos para una existencia respetada y feliz a pesar de sus diferencias..
Quien comparta con el colectivo de estudiantes y educadores de esta escuela de enseñanza especial de Guanabacoa, vivirá muchas emociones. Sobre todo comprobará que los padres, quienes reciben en carne y corazón a través de sus hijos, la maravilla de esta obra, la reconocen como derecho logrado, pero saben su valor y la agradecen.
Ellos también conocen de la existencia de Los Cinco y su contribución a la felicidad de sus hijos y el bienestar de su familia cubana. Saben que quienes como Gerardo, Antonio, René, Fernando y Ramón, cuidan al pueblo sin escatimar sacrificios, no merecen estar encarcelados, sino el premio de la gloria y el regazo de la madre patria, para vivir junto a los suyos, en libertad!
Todos los días han de ser para defender a Los Cinco. El mundo no puede seguir cargando sobre sus hombros tanta impunidad, los hombres y mujeres dignos de la tierra tenemos que trabajar en la batalla por su regreso. Ellos arriesgaron sus más íntimos sueños para cuidar los nuestros, y por los sueños hechos realidad de todo un pueblo.
La paz que vivimos, cada amanecer y cada noche de amor y esperanza cierta, contiene un pedacito de su sacrificio; cada obra de beneficio social que disfrutamos, ha perdurado también con el concurso de su misión.
Estas razones me acompañaron en mi visita a la escuela de enseñanza especial del municipio capitalino de Guanabacoa” Nueva Ilusión”, concebida para niños con retraso mental.
Ante aquel monumento al amor y el deber, recordé y agradecí más que nunca el heroísmo de nuestros cinco hermanos, en su entrega para proteger estas conquistas. Los que allí trabajan, también así lo sienten.
Conocí por los profesores de Nueva Ilusión, cómo hacen par corregir lo que la naturaleza trocó. Su experiencia allí es bastante, la mayoría de estos docentes lleva más de 7 años en la educación especial, muchos 20 años, como la directora del plantel, la Master Liset Cáceres.
Supe además en mi visita, a través del colectivo de estudiantes y educadores, que ingresan al centro niños y niñas de 6 años y egresan hasta con 21; todos con una educación asegurada para sí y para la sociedad, hombres y mujeres útiles, con valores humanos incorporados, y listos para una existencia respetada y feliz a pesar de sus diferencias..
Quien comparta con el colectivo de estudiantes y educadores de esta escuela de enseñanza especial de Guanabacoa, vivirá muchas emociones. Sobre todo comprobará que los padres, quienes reciben en carne y corazón a través de sus hijos, la maravilla de esta obra, la reconocen como derecho logrado, pero saben su valor y la agradecen.
Ellos también conocen de la existencia de Los Cinco y su contribución a la felicidad de sus hijos y el bienestar de su familia cubana. Saben que quienes como Gerardo, Antonio, René, Fernando y Ramón, cuidan al pueblo sin escatimar sacrificios, no merecen estar encarcelados, sino el premio de la gloria y el regazo de la madre patria, para vivir junto a los suyos, en libertad!
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